jueves, 4 de abril de 2013

El chamizo de mi abuelo y el sistema eléctrico español.


"Tras algún tiempo en la sombra vuelvo con uno de mis últimos artículos que pese a algunos meses están muy de actualidad".

De vez en cuando me vienen a la memoria imágenes de cuando era pequeño y compartía muchos momentos de felicidad en la huerta de mi abuelo Miguel. Eran momentos felices, sí, porque por aquel entonces uno sólo iba a la huerta ver los cochinos y a pelearme con mis primos. Pero sí es cierto que recuerdo muy bien un chamizo que tenía mi abuelo donde guardaba en verano. Luego uno se alegraba de tener patatas durante el resto del año, pero en aquel momento ese montón de patatas en sitio tan fresquito me resultaba extraño. Guardar para cuando no haya, que el invierno puede ser muy duro, o a veces para sembrarlas de nuevo. Sapiencia hortelana o como se cita en el Génesis, guardar en la época de vacas gordas para cuando vengan las vacas flacas.

Desde luego que en la situación en la que estamos es muy fácil decir esto, pero permítanme presentarles uno de tantos ejemplos de incongruencia colectiva o interpretaciones erróneas.

Durante la primera década del siglo XXI se produjo una instalación desmesurada de potencia eléctrica de generación procedente de fuentes renovables, todo ello al amparo de unas subvenciones en algunos casos desorbitadas, 500%. 


Figura 1: Evolución de potencia instalada con fuentes renovables en España 2000-2011 (Ref. 1)


Este hecho, junto con la aparición del denominado déficit tarifario (25.000 Millones de Euros en Marzo de 2012), ha modificado sustancialmente el precio de la electricidad que consumimos. En la figura 2, se puede observar como en 2011 se pagaron más impuestos, subvenciones a las energías renovables e intereses por el déficit tarifario que lo que en realidad costó generar, transportar y distribuir la electricidad.

Figura 2: Desglose porcentual del precio de la electricidad en España 2005 y 2012. (Ref. 2)

Este crecimiento porcentual de costes externos a lo puramente productivo ha repercutido sustancialmente en el precio final de la electricidad tanto para el consumo privado como para el consumo industrial. Siendo este último muy penalizante para el tejido industrial español, puesto que los sobre costes en el precio de la electricidad repercuten directamente en los precios de nuestros productos y, en consecuencia, en nuestra competitividad.

Como se puede ver en la Figura 3, el precio de la electricidad para consumo industrial ha crecido prácticamente al ritmo que ha evolucionado la transición a un porcentaje más externalizado multiplicándose por dos en 8 años, o sea un incremento en el precio de un 100%.


Figura 3: Evolución del precio de la electricidad para consumo industrial en España. (Ref 3).

Al hilo de lo anterior y para profundizar más en el término de competitividad, es necesario incluir en este artículo cómo han evolucionado los mismos precios en nuestros países vecinos. Por ese motivo se presenta la Figura 4, donde se muestra el comportamiento de los precios en Francia, Alemania, Italia y Dinamarca.




 

Figura 4: Evolución del precio de la electricidad para consumo industrial países en Europa (Ref. 3 ).

Es difícil sacar una conclusión positiva de todas estas gráficas, tendencias y precios, máxime cuando nuestro sistema energético está muy sobredimensionado. Actualmente sólo funciona 1 Gw de cada 3 instalados (Nota 1). Por lo tanto, ante el ambiente de petición de responsabilidades y buenas intenciones para el futuro, me gustaría transmitir que el sector energético, y en especial el eléctrico, no puede redefinirse cada cuatro años, sino que necesita una visión a más largo plazo (20 o 25 años). España necesita un sistema energético eficiente y no sólo respetuoso con el medio ambiente, sino también respetuoso con la sociedad, porque un sistema caro supone pérdida de competitividad. Esto implica menos inversiones, menos industria, más paro, y, con la que está cayendo, sería conveniente no echar más leña al fuego. Tristemente, algunos de los que tomaron estas decisiones no fueron de pequeños a la huerta con mi abuelo Miguel.
                                                                                                                                 

Ref.1: Comisión Nacional de la Energía.
Ref 2: UNESA.
Ref 3: Eurostat

Nota1: En España existen 103 Gw de potencia instalada, de los cuales sólo 35 Gw funcionan de media. El resto de los Gw parados (2/3) no funcionan por sobredimensionamiento, combustibles más caros que otras tecnologías, parados en estado de guardia o bien por falta de viento o sol.

2 comentarios:

A. Palos dijo...

Querido Miguel creo que el director de el diario El pais sigue tu blog. Precisamente hoy(dia 4) mientras tomaba el vino y ojeando este diario he leido un articulo de las fotovoltaicas y renovables que es clavadito a tu entrada. Sigue asi y llegaras a reportero.un saludo

Miguel Millan dijo...

Gracias Antonio. Este artículo lo publiqué en Julio del año pasado, pero como puedes ver está muy actual.

Desgraciadamente, las cosas se han hecho muy mal y hay gente que lo está sufriendo.