martes, 27 de diciembre de 2011

La relatividad no es solo cuestión de tiempo sino del observador.

Supongo que todos alguna vez hemos tenido la sensación cuando estamos sentados en un autobús situado en un andén de estar moviéndonos cuando en realidad se está moviendo el autobús de al lado. Este fenómeno físico no es más que la imposibilidad de determinar el objeto en movimiento cuando se produce dicho movimiento relativo y uno de ellos se mueve a velocidad constante (falta de aceleración). Fue justo la semana después de la Feria de Castro cuando se tambalearon los cimientos de la física teórica: “la teoría de la relatividad de Einstein no era cierta”. Los neutrinos (Nota 1) habían sobrepasado la barrera infranqueable, la velocidad de la luz en el vacío, 300000km/s (en adelante “c”). Pero para introducir mi artículo yo les quería hablar de la paradoja de los gemelos, la cual es un resultado probado de la teoría de la relatividad de Einstein (Nota 2). Mi primo Miguel y yo, padecimos múltiples catedráticos de la facultad de ciencias, hasta que nos licenciamos en el año 2000. Tras ese arduo camino juntos, él eligió la docencia y yo elegí la aventura nuclear. Si en lugar de elegir este camino me hubiera aventurado a ser astronauta e ir a un planeta no muy lejano, digamos a 25 años luz con una nave espacial que viaja a 0,98c (0,98 veces la velocidad de la luz), a la vuelta de mi viaje, considerando que no me hubiera parado a echar una cervecita como es costumbre cuando se viaja a otro lugar, a mi regreso tendría 34 años mientras que mi primo tendría 75 años (Nota 3). El tiempo no es absoluto, sino que se dilata en función de la velocidad a la que se viaje.

Pero asimilándolo al caso del autobús, ¿quién se mueve?, ¿mi primo o yo? En este caso la clave es la aceleración: en mi hipotético viaje espacial yo me tuve que acelerar para conseguir una velocidad de 0,98c.

Dejando la física teórica de un lado, me gustaría narrarles un ejemplo cercano en relación a la relatividad del tiempo. Normalmente cuando asistimos a un concierto, llegamos cinco minutos antes (o después), escuchamos, disfrutamos o sufrimos, dependiendo de la interpretación, repertorio y dirección, y luego, sin más, nos marchamos. Todo este conjunto podría sumar un total de una hora, o a lo sumo hora y media. Nosotros en este caso nos podemos considerar observadores pasivos. Ahora nos debemos poner en el lugar del músico que ha asistido a ese mismo concierto. Éste ha pasado horas y horas delante de la partitura para poder interpretarla, ha llegado mínimo una hora antes del comienzo para tenerlo todo listo, ha interpretado, posteriormente tiene que limpiar el instrumento y recoger el material. No se pueden imaginar la proporción que existiría entre el tiempo de los dos observadores, fácilmente podría ser 1:100. Pero al finalizar un concierto una gran mayoría de los asistentes se van con la sensación de ”y por una hora gana 200 euros”. “No es el tiempo es el observador”, seguramente, para el músico 200 euros es una miseria si se tiene en cuenta todas las horas que ha estado ensayando.

En el mismo sentido que la argumentación anterior es extremadamente complicado medir el compromiso en una asociación. Éste habitualmente se mide por el tiempo que una persona proporciona a la asociación, pero este tiempo es medido en “absoluto”, sin tener en cuenta todas las condiciones de contorno (ejemplo de la velocidad de la luz). Se suele medir con el mismo rasero a un niño de 14 años, a un estudiante universitario, a un padre de familia, a un trabajador del campo, a un camarero, a un expatriado, que una persona que pasa las noches patrullando. Por este motivo, no se debe evaluar con un tiempo mínimo o máximo, sino con trabajo y esfuerzo realizado. La solidaridad y el respeto deben ser los pilares sobre los que siempre se debe asentar una asociación y sobre todo, sus miembros “deben hacer las cosas que les hagan disfrutar sin pensar en lo que hacen los demás”. Porque no sabemos cuál de los miembros ha estado “acelerado” aunque lo hayamos visto con un “aceleramiento”. Recuerden: no es el tiempo es el observador.


Nota 1: El neutrino es una partícula subatómica postulada por Pauli 30 años antes de ser medida experimentalmente, puesto que es extremadamente difícil de medir y que se produce cuando un neutrón se transforma en un electrón y un protón. Debido a la dificultad de medida la afirmación de que viaja a mayor velocidad de la luz, c = 300000 km/s, hay que tomarla con cautela y respeto, tal y como ha hecho el equipo responsable del experimento, así como los dirigentes del CERN.

Nota 2: Experimento Hafele, J.; Keating, R. Publicado en la revista Science 177, julio de 1972.

Nota 3: Para este ejemplo se realizado un cálculo muy simplificado de la paradoja de los gemelos donde se han usado tiempos y distancias respecto del observador terrestre (no en movimiento) y se ha aplicado un planteamiento basado en la teoría de la Relatividad Especial de Einstein.

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