La frase de la semana la escribí por otro motivo al del agua, no creo que esto que ha ocurrido en Castro le haya venido bien a nadie. Más bien, me refería a todo lo que me ha acaecido la semana pasada.
Puede que me haya dado cuenta, que al final la empresa privada son números, y tu, en realidad eres un número dentro de una base de datos, eres un número en una cuenta de imputación, y eres una suma de horas en un resultado mensual.
La esclavitud que existía hace 300 años, cuando los pobres africanos eran secuestrados de su madre tierra, eran encadenados para posteriormente ser azotados, maltratados para que trabajaran en beneficio de los terratenientes, supuestos propietarios de la tierra.
Este tipo de esclavitud se ha transformado hoy, en la seudo-esclavitud que nos marca el consumismo, la ambición y la competitividad, y es que para poder tener un piso, un coche, o poder simplemente ver un poquito de mundo, tienes que pasar por el yugo que imponen las grandes empresas que rigen los designios del mundo, y convertirte en un número, y soportar de forma estoica el látigo del beneficio, y la fusta de la inversión/previsión.
Supongo que es una comparación infinitamente injusta comparar la esclavitud de los africanos con la esclavitud encubierta que sufren los obreros de sus dueños, pero cuando, tu vida depende de las cifras, tus sueños de los resultados, y tu bienestar de una cuenta de beneficios, parte de tu ser subyace bajo una sumisión.
Pero ante esto, lo que nos queda es nuestro espíritu y nuestra esperanza, esa que siempre nos hace salir de las situaciones difíciles, y ese que te da fuerzas para seguir ante las dificultades, y te da ánimo para luchar contra esta sociedad montada para hacernos creer que cuanto más se tiene más feliz es, y es al contrario, cuanto más se quiere tener, se es más sumiso al sistema, y se es más esclavo…
Puede que me haya dado cuenta, que al final la empresa privada son números, y tu, en realidad eres un número dentro de una base de datos, eres un número en una cuenta de imputación, y eres una suma de horas en un resultado mensual.
La esclavitud que existía hace 300 años, cuando los pobres africanos eran secuestrados de su madre tierra, eran encadenados para posteriormente ser azotados, maltratados para que trabajaran en beneficio de los terratenientes, supuestos propietarios de la tierra.
Este tipo de esclavitud se ha transformado hoy, en la seudo-esclavitud que nos marca el consumismo, la ambición y la competitividad, y es que para poder tener un piso, un coche, o poder simplemente ver un poquito de mundo, tienes que pasar por el yugo que imponen las grandes empresas que rigen los designios del mundo, y convertirte en un número, y soportar de forma estoica el látigo del beneficio, y la fusta de la inversión/previsión.
Supongo que es una comparación infinitamente injusta comparar la esclavitud de los africanos con la esclavitud encubierta que sufren los obreros de sus dueños, pero cuando, tu vida depende de las cifras, tus sueños de los resultados, y tu bienestar de una cuenta de beneficios, parte de tu ser subyace bajo una sumisión.
Pero ante esto, lo que nos queda es nuestro espíritu y nuestra esperanza, esa que siempre nos hace salir de las situaciones difíciles, y ese que te da fuerzas para seguir ante las dificultades, y te da ánimo para luchar contra esta sociedad montada para hacernos creer que cuanto más se tiene más feliz es, y es al contrario, cuanto más se quiere tener, se es más sumiso al sistema, y se es más esclavo…
¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento, ni aún el calor de la tierra? Dicha idea nos es desconocida.
Si no somos dueños de la frescura del aire ni del fulgor de las aguas, ¿cómo podrán ustedes comprarlos? (See-ahth)
Si no somos dueños de la frescura del aire ni del fulgor de las aguas, ¿cómo podrán ustedes comprarlos? (See-ahth)
De esta forma, al igual que pensaba el jefe See-ahth, nuestro tiempo podrá ser esclavizado, pero nuestro espíritu y nuestras esperanza…
1 comentario:
No es injusto comparar las tiranías. En 1700 obraban de una forma y ahora de otra, pero son maléficas tiranías que dejan al mundo peor de lo que estaban. La gente que se muere de hambra, el expolio de los recursos, la contaminación terrible del mundo es por las multinacionales y los gobiernos apoyados por ellas.
Es justísimo comparar. No lo que hacen sobre ti, ¡¡¡sino lo que hacen contra todos!!!
Mañana nos vemos, ¿no?
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