miércoles, 20 de agosto de 2008

Opera versus Futbol

Hace tres años asistí a mi último partido de futbol en directo, fue un partido de cuartos de final de la Champion Madrid-Arsenal, donde el Madrid perdió 0-1, donde el Madrid no mostró nada de futbol, y tras el cual me cogí un cabreo/berrinche que me duró una semana. Sinceramente no se si el berrinche fue por el partido en sí, porque perdió el Madrid, o por lo que me dolieron los 60 e que me costó la entrada.

Tras esa semana de frustración, me dije a mi mismo, que esa situación era infantil e inútil, y partir de ese día decidí cambiar el futbol por la ópera. No me llamen snob, elitista o "pijo", porque la ópera cuesta menos que el futbol, y además cuando sales del Teatro Real (caso de madrid), lo que te invade es una sensación de bienestar, de relajación, o de que has sido transportado a un época 200-500 o 2000 años atras.

Hace una semana pude cumplir uno de mis viajes soñados casi por casualidad. En el viaje que realicé durante 8 días al norte de Italia, había una parada obligada en Verona, ciudad increible con increibles plazas, pero lo increible de esta ciudad es la Arena Romana que se conserva alucinamente bien, y donde se celebra uno de los festivales de ópera al aire libre más importantes del mundo.




Cuando llegamos a Verona, nos encontramos con carteles anunciadores de dicho festival, y para mi sorpresa había dos días que nos eran factibles de poder volver a Verona y escuchar canto de dioses. Así que ni cortos ni perezosos, nos dirigimos a la oficina de entradas, y casi se me caen las lágrimas cuando me respondieron que había entradas, el bello se me puso de punta, y para mi regozijo, salí de la oficina de entradas con papelitos donde se podía leer Rigoletto.

Todo lo que había escuchado sobre la arena de Verona y el festival de ópera, se quedó corto, el escenario no puede ser mejor, un circo romano, el tercero más grande que se conserva, !y como se conserva!, y el sonido, como se escuchaba, que escenario, pedazo de orquesta, y pedazo de solistas.



No seguí mucho el libreto, porque yo soy de los que no entiendo la ópera, la siento, me entra por los cinco sentidos, incluso por los pelos de mis brazos simulando las antenas de los insectos. Esto era un sueño escondido, que he cumplido, porque los sueños están para cumplirlos, y la vida se disfruta más si se persiguen y se cumplen los sueños. Porque los sueños al igual que la ópera no se entienden, se sienten.


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