A veces, lo más difícil de un
artículo o escrito es empezar. Se puede tener la idea o el hilo argumental,
pero…¿Cómo empezar?...Pues les seré franco, en Julio las tertulias de las
radios se suelen llenar de temas auxiliares, no políticos o del día a día, y
ese fue el caso que inspiró la idea. Hablaba el psicólogo Rafael Santandreu de
los “haters” en las redes sociales y su analogía a que “nadie es profeta en su tierra”,
y de esta analogía y todos los acontecimientos vividos este año se me vino a la
cabeza, la siguiente pregunta: ¿Le he dado las gracias como se merece a la
persona que sin la que no hubiera sido posible todo lo vivido y disfrutado?.
Pues la sensación que me quedó a esa respuesta es que “no”. Y este es el
propósito de este escrito/artículo, darle las gracias, hacerle un
reconocimiento, y si es posible hacerle profeta en mi pueblo.
Veinticinco años tocando juntos
dan para mucho, y es que precisamente este verano se conmemoran veinticinco
años que “soplamos” juntos en todos los sentidos, pero es si cabe estos últimos
años donde nuestra relación se ha hecho más intensa y estrecha. Los últimos
cinco años han sido de un frenesí de ideas y proyectos que como resultado,
entre otras cosas, han puesto a la música de Castro y nuestra cultura en el
disparadero nacional.
Es más que consabido que las
ideas no caen del cielo, y de igual manera los tesoros si no los buscas y los
desempolvas no irán a buscarte, se quedan enterrados. Y sí, si realmente no hubiera
sido así, enterradas en cajas o cajones podrían haberse quedado entre otras las
obras: “Soledad”, “Cristo Sacramentado” o “Elegía al Héroe Desconocido”, si no
hubiera sido por tu tesón y tus manos. Un trabajo no suficientemente reconocido
y que con el tiempo se sabrá valorar. Se suele valorar mucho más lo foráneo que
lo local por ese motivo tiene todavía mucho más valor el haber contribuido a
conseguir que nuestro pueblo sea un referente, un espejo donde muchos se
quisieran mirar y un escenario donde todos quieren aparecer. Porque, gracias en gran medida a ti, Castro
del Río es hoy día, un gran escaparate musical.
Nadie es profeta en su tierra, y
por ello lo que está haciendo el Maese tiene doble mérito, no es sólo articular
y liderar musicalmente toda la recuperación de nuestro legado, cultura e
identidad, es ilusionar con el simple hecho de convocar. Cualquier alumno o
ex-alumno de la Escuela Municipal de Música le hacen “chiribitas los ojos” cada
vez que pueden participar en alguna de las iniciativas que comanda nuestro gran
músico local.
Muchas gracias al Maese por
emocionar, por trasformar ideas en hechos, por ilusionar y alimentar los
sueños, por desempolvar tesoros, abrir cajas y cajones, educarnos sobre lo que
un día fuimos y no descansar en la trasmisión de nuestra identidad, pero sobre
todo, gracias por hacerme llorar. Gracias por todas las lágrimas derramadas
hasta ahora, y quien sabe si por otros 25 años de….. “Lágrimas”… de Alegría.
Articulo publicado en el Libro de Feria de
Castro del Río, Septiembre 2018.